Síndrome de alta exposición
- Psicóloga Larissa Chávez
- 30 abr 2019
- 1 Min. de lectura
El síndrome de alta exposición nos habla de que cuando las personas destacan demasiado en algún área generan odio en los demás. Ese odio no se puede llamar envidia como tal. Más bien está relacionado con el hecho de que el éxito de los demás hace que las propias limitaciones se hagan más visibles.
El síndrome opera en doble sentido
El síndrome de alta exposición genera consecuencias en dos dimensiones. La primera tiene que ver con lo señalado. Hay una tendencia, casi natural, a no permitir que alguien destaque demasiado, porque genera inseguridades o crea la sensación de amenaza en los demás. Por lo tanto, a quienes destacan, muy frecuentemente se les critica con excesiva severidad. O se les exige en demasía. O se busca minimizar su talento o sus logros.
La segunda consecuencia del síndrome de alta exposición es que le va enseñando a la gente a tener miedo de destacar. Precisamente por todo lo dicho, las personas aprenden, más implícita que explícitamente, que estar por encima de los demás puede ponerlos en riesgo. ¿En riesgo de qué? De rechazo, de cuestionamiento, de crítica e incluso de ostracismo.
Por lo tanto, muchos asumen que lo correcto es no destacar en ninguna circunstancia. Asumen el “bajo perfil” como una norma y les aterra verse expuestos a los demás. De una u otra manera, terminan siendo adiestrados para no desafiar lo establecido. Es una lástima, porque en ese proceso también se pierden capacidades, se dejan de lado talentos genuinos o se renuncia al éxito mismo.

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