- Psicóloga Larissa Chávez
- 28 abr 2019
- 3 Min. de lectura

¿Qué es el agotamiento emocional?
La fatiga emocional es una condición que resulta de una exigencia excesiva de uno mismo. En este caso, estamos hablando no solo de una carga de trabajo excesiva, sino de sobrellevar la carga del conflicto y el compromiso, o asumir responsabilidades emocionales o cognitivas, todo esto por la falsa idea de que debemos ser fuertes todo el tiempo, incluso con niveles de fortaleza irreales.
Un agotamiento emocional no sucede de un día a otro, esto lleva un tiempo de maduración.
Causas del agotamiento emocional
Tiene una relación directa con un desequilibrio entre lo que damos y lo que recibimos. Las víctimas de esta afección se caracterizan por dar más de lo que pueden y recibir menos de lo que esperan, ya sea en el trabajo, en el hogar, en una relación o en cualquier otra área de la vida.
Esto suele suceder cuando se ponen grandes expectativas en ello y al mismo tiempo se hacen grandes sacrificios. Por ejemplo, en casa cuando los miembros de nuestra familia tienen problemas y exigen atención. Incluso si tenemos una relación de pareja en la que hay mucha demanda, y al final del día nos encontramos desgastados por lo que hemos dado, y lo poco o nada que hemos recibido a cambio.
La persona que padece agotamiento emocional encuentra que no dispone de tiempo para su mismo y tampoco recibe suficiente aprecio, afecto o atención de su entorno. Se espera que “sacrifique” su tiempo. Como si no tuviera necesidades o como si fuera más fuerte que todos los demás y pudiera soportarlo todo.
Síntomas primeros del agotamiento emocional
Muchos síntomas aparecen previos a que se pueda declarar el agotamiento emocional. Saber reconocer estos síntomas te puede ayudar a encontrar una manera de evitar que se agraven y poder trabajar en revertir la situación.
Falta de motivación: Carecer de motivación y ganas de hacer algo, es una señal clara de agotamiento a nivel emocional. Muchas personas que padecen el agotamiento emocional actúan de manera automática, realizando sus tareas como si fueran una obligación, sin poder disfrutar ni detenerlas. Por lo tanto muestra desgana y falta de interés por sus actividades.
Fatiga física: la persona afectada a menudo se siente cansada. Desde el momento en que abre los ojos, tiene la sensación de que lo que espera a lo largo del día es extremadamente agotador.
Distanciamiento emocional: comienza a sentirse una apatía y aburrimiento hacia la otra persona que el foco de atención y el agotador emocional.
Irritabilidad: la persona emocionalmente agotada, sin embargo, siente incomodidad y, a menudo, sufre una pérdida de autocontrol. Se ve malhumorado y es muy sensible a las críticas o gestos de devaluación.
Problemas de memoria: la carga de información excesiva o estímulos conducen a problemas de memoria. Incluso las pequeñas cosas son fácilmente olvidadas.
Dificultad para pensar: La persona afectada se siente confundida. Cada actividad requiere más tiempo que antes. Ella solo puede pensar pero a su ritmo, que ha disminuido y parece más lento que el de los demás.
Insomnio: por más contradictorio que parezca, una persona que sufre de fatiga emocional tiene dificultades para dormir. Ella siempre está pensando en los problemas y por eso es difícil para ella quedarse dormida o tranquilizar su mente.
¿Cómo solucionarlo?
En primer lugar tenemos que tener en cuenta que debemos poner límites, en donde nos tomemos primero en cuenta, se sugiere hacer una lista de prioridades sobre lo que es meramente necesario y no, también de lo que podemos solucionar y no, se recomienda tomar un descanso de las actividades que desencadenan estas situaciones y así poder mediar la real magnitud de la problemática. Sobretodo tener en cuenta que si sentimos que no podemos, entonces es momento de buscar ayuda psicológica.